
Esa honestidad va de la mano con una comunicación clara y directa. Los años de experiencia le permiten no andar con rodeos y poner encima de la mesa, en el primer momento, las posibilidades que tiene el cliente. Otra de sus virtudes es su capacidad para explicar bien los procedimientos, con un lenguaje entendible.
Luis González destaca también por llevar un control disciplinado de los tiempos de cada caso. No deja temas aparcados, ni clientes sin contestar. Y la comunicación, que es fluida y constante con sus representados, se articula principalmente por vía email.