fecha de respuesta: 26.12.2024
La mediación se basa en la buena fe de las partes. El mediador no impone un acuerdo ni obliga a ceder, sólo facilita la comunicación y propone vías de consenso. Si una parte está cerrada a negociar o actúa de mala fe, la mediación difícilmente prosperará. El éxito depende de la voluntad de encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes. El mediador ayuda a exponer intereses, pero no coacciona. Por ello, la mediación logra acuerdos duraderos cuando existe disposición real a dialogar y a llegar a compromisos.