fecha de respuesta: 30.10.2024
La principal diferencia radica en la personalidad jurídica. El empresario individual (autónomo) asume la actividad empresarial a su propio nombre y con responsabilidad personal e ilimitada: responde de las deudas con todo su patrimonio. En cambio, la sociedad mercantil (SL, SA, etc.) tiene personalidad jurídica propia y la responsabilidad de los socios se limita al capital aportado (salvo casos de levantamiento del velo). Constituir una SL o SA aporta protección patrimonial, facilita la transmisión de participaciones y puede generar mayor confianza ante terceros. Sin embargo, conlleva trámites de constitución, capital mínimo (en SA son 60.000 €, en SL 3.000 €), contabilidad societaria y obligaciones formales adicionales.