fecha de respuesta: 08.11.2024
MiFID II distingue entre clientes minoristas, profesionales y contrapartes elegibles. Los minoristas reciben la mayor protección, con tests de conveniencia/idoneidad y amplia información. Los profesionales se supone que tienen conocimientos y experiencia, por lo que se reducen las obligaciones informativas. Las contrapartes elegibles (grandes instituciones financieras) tienen el menor nivel de protección. Además, MiFID II fortalece la figura del asesoramiento independiente (que no percibe retrocesiones de los fabricantes de productos) y obliga a detallar costes y comisiones de forma más granular. También se exige evitar conflictos de interés y registros de las conversaciones.