fecha de respuesta: 04.11.2024
La declaración de BIC impone un régimen de protección que obliga a conservar y mantener el edificio con su valor histórico, artístico o cultural. El propietario debe solicitar autorización para cualquier reforma, incluso interior, a la consejería de Cultura de la comunidad. Se controla que la intervención respete los elementos protegidos y no altere el valor patrimonial. Además, si se quiere vender el inmueble, se notifica a la Administración, que puede ejercer derechos de tanteo y retracto. Tampoco se puede demoler ni descuidar su estado. A cambio, el titular puede acceder a subvenciones para la restauración y disfrutar de beneficios fiscales.