fecha de respuesta: 11.12.2024
La 'mala fe' se alega cuando alguien solicita la marca con intención desleal, queriendo bloquear o apropiarse de un signo conocido o anticiparse al titular legítimo. Requiere probar que el solicitante actuó conscientemente para perjudicar o aprovechar la reputación ajena. Un exempleado que conocía los planes de la empresa para usar cierto nombre y lo registra a su favor puede cometer mala fe. Las evidencias incluyen correos, testigos, trayectorias de trabajo. Si la OEPM o los tribunales constatan mala fe, deniegan o anulan la concesión.