fecha de respuesta: 07.01.2025
Aunque no sea obligatorio, contar con un procurador facilita la gestión de notificaciones y el seguimiento de plazos, evitando riesgos de indefensión por desconocimiento procesal. Ahorras tiempo y aseguras la correcta presentación de escritos. Además, si se gana con costas, el juez podría imponer esos gastos a la parte contraria. Sin procurador, el ciudadano asume la recepción personal de notificaciones y la presentación de escritos, con peligro de incurrir en errores formales o extraviar comunicaciones. La experiencia profesional del procurador reduce incidencias. Si el litigio es complejo, sí merece la pena, pese a que suponga un coste adicional.