fecha de respuesta: 14.12.2024
La mediación destaca por la flexibilidad y la colaboración: las partes controlan el proceso y proponen soluciones. Si fracasa, pueden acudir a arbitraje o tribunales. El coste es menor que el arbitraje, que requiere honorarios de árbitros y suele ser más formal. La mediación no impone laudo, sino que busca acuerdo voluntario. En cambio, el arbitraje concluye con un laudo vinculante, equiparable a una sentencia judicial. Ambas vías son confidenciales, pero el arbitraje se aproxima más a un 'juicio privado'. En España, la mediación está en crecimiento, pero el arbitraje es frecuente en contratos empresariales de mayor cuantía. Cada parte elige según sus necesidades de inmediatez, coste y grado de imposición de una solución.