fecha de respuesta: 29.12.2024
La mediación penal juvenil es confidencial, protegiendo las conversaciones entre menor, víctima y mediador. Sin embargo, el fiscal supervisa el proceso y puede exigir información esencial para valorar la conveniencia de archivar o proponer una sanción reducida. Así se equilibra: el mediador no desvela detalles íntimos ni declaraciones autoincriminatorias, salvo que el menor lo autorice o sea imprescindible para formalizar el acuerdo reparatorio. El fiscal necesita los resultados globales de la mediación (si hay acuerdo, la reparación, el arrepentimiento del menor), pero no cada afirmación concreta. Se evita que la confidencialidad se rompa, a la par que el fiscal cumple su labor de control.